El riojano Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935) tenía muy claro en 1883 cuál debía ser el discurso expositivo del Museo del Prado. No en vano, la didáctica fue la vocación de este impulsor de la ILE (Institución Libre de Enseñanza) y, fruto de esa dedicación, dirigió desde su creación el Museo Pedagógico Nacional (1882).