No son nómadas, son trashumantes. Cada seis meses emprenden un viaje que dura casi un mes. En noviembre huyen de las nieves de la sierra de Albarracín, y en junio, de la sequía de Andalucía. Un viaje de ida y vuelta que emprenden familias enteras que se resisten a abandonar una forma de vida casi extinta. Les acompañamos en su última aventura invernal.
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